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Recientemente visité Costa Rica con motivo del III Congreso Nacional de Innovación en el que participé como ponente. La oportunidad se dio conectándome con la Universidad de Costa Rica a través de los Global Shapers en San José.

Durante la semana me reuní con los actores de la Quíntuple Hélice: Empresas, Instituciones Públicas, Universidades, Emprendedores y Sociedad Civil para compartir experiencias frente a la articulación de diferentes grupos de interés en torno a un ecosistema de innovación y la posibilidad de hacer frente a los retos de la Cuarta Revolución Industrial, pero también de aprovechar las oportunidades que este cambio trae . El objetivo de este post es el de ofrecer tips y buenas prácticas que permitan aunar esfuerzos y cosechar victorias tempranas, generando confianza en el proceso, capacidades y habilidades necesarias para ir abordando retos cada vez más complejos.

Aprovecho también para recopilar los aprendizajes de 10 años de carrera apostándole a la innovación y al tejido de ecosistemas en Colombia y otros países de la región como Argentina, Bolivia, República Dominicana y Ecuador. Con el fin de ofrecerles claves para lograr que la innovación colaborativa dé frutos. Esto es clave para triunfar en la cara de la Cuarta Revolución Industrial ya que los avances en tecnología hacen necesario un pensamiento sistémico e incluso, el replanteamiento de otros sistemas (salud, educación, transporte, etc.).

La apertura es el camino

Debemos partir por entender el contexto en el que vivimos hoy y la situación actual del mundo. Estamos atravesando por la Cuarta Revolución Industrial, dominada por la hiperconectividad y en donde se impone la economía de la atención, la inteligencia artificial y el aprendizaje de las máquinas. El hecho de que todo esté conectado a todo genera la necesidad de re-pensarnos como sistemas: cada uno con un rol, cada uno percibe beneficios o se ve afectado por el buen o mal funcionamiento del resto de sistemas, todos aportando al balance del planeta, tal como funciona el cuerpo humano. Esto significa que también debemos de optimizar los sistemas ya existentes: de transporte, de distribución de energía, etc. Ante estos niveles de conectividad, la apertura permite trabajar de forma eficiente, articulada y sostenible. Pero además, con fenómenos como Big Data y Open data, podemos empoderar cada vez a más actores para que cumplan un rol y aporten valor al proceso.

Y para esto, la confianza sí que es necesaria. Durante una conversación en ESPACIO con Eddie Arrieta y un grupo de emprendedores latinos concluimos que, tanto en Silicon Valley como en LatAm existen talento y recursos, pero que buena parte de lograr los éxitos en el mundo de las startups y el emprendimiento radica en la confianza que se genere en estos ecosistemas para, precisamente, lograr articular los recursos y talento existentes y producir casos de éxito — ¿Comienzan a identificar un patrón?

Aquí, en LatAm, todavía damos demasiado valor a las ideas, escondemos lo que tenemos y no permitimos que se de la polinización cruzada y se mejore exponencialmente un concepto. Además, no creemos en el talento local y preferimos gastar millonadas en expertos de afuera que a menudo carecen del contexto y la experiencia en los mercados latinos.

Algo que me llamó la atención durante la visita a Costa Rica fue aprender que muchos de sus emprendedores y figuras exitosas, al triunfar en el exterior, no se quedan allí sino que regresan a su país a compartir conocimiento y crear empresa. Es el caso del astronauta tico Franklin Chang Díaz, quién después de triunfar en la NASA y conseguir financiación para desarrollar motores de plasma, decidió abrir una sucursal de su empresa Ad Astra Rocket Company en Costa Rica y así desarrollar talento, capacidades y casos de éxito en su país natal.

América Latina con potencial

Tenemos dificultades y retos que afrontar, pero tenemos mucho potencial como región, contamos con casi 650 millones de personas — un mercado envidiable — y un PIB combinado de USD $5.2 trillones. Sin embargo, sólo 3 países latinos: Chile, Costa Rica y México aparecen en el Índice Global de Innovación. Esto se debe a que a pesar de contar con talento y recursos, no producimos como región los outputs necesarios: patentes, certificados y estándares de calidad, nuevos productos, tecnologías, etc.

Las barreras siguen siendo las mismas: corrupción, brechas en educación, adopción tardía de tecnologías y la desconfianza que evita que trabajemos juntos. Es aquí donde pensamientos culturales clave que se desarrollan con la práctica de la innovación abierta pueden ayudarnos.

La invitación aquí es a reconocer que lo que tenemos en común crea un espacio de convergencia y lo que nos diferencia nos da fuerza. También tenemos la responsabilidad de identificar que las oportunidades son mayores si nos articulamos y trabajamos juntos.

ECOsistema y no EGOsistema

Es natural que ante el potencial que trae consigo la innovación descubramos oportunidades y queramos capitalizarlas. Es natural querer algo de protagonismo. Pero para poder hacer esto hay que aprender primero a priorizar y hacer renuncias. Esto facilita que nos enfoquemos en las oportunidades o retos en donde realmente seamos los mejores dueños. Es un error querer concentrar toda la oferta en un sólo distrito de innovación, es un error querer tener el control sobre toda la oferta de talento y recursos, es un error querer controlar la demanda que se ve reflejada en los retos que cada parte debe afrontar. Son errores, puesto que evitan el desarrollo orgánico del ecosistema y la polinización cruzada que ya antes habíamos mencionado.

También resulta poco productivo buscar protagonismos donde todavía no hay nada y es ahí donde metodologías como slicing pie nos pueden ayudar a soltar nudos y a definir, de forma pragmática, el rol y porcentaje de participación de cada actor en un proyecto. Evitemos las discusiones por propiedad intelectual y entendamos que el pastel se reparte cuando se ha cocinado y no antes.

Es por esto que el principal reto para la articulación es la de asegurar que estos espacios de convergencia estén libres de egos y llenos de voluntad para colaborar y co-crear.

Con todo esto en mente quiero compartirles un modelo de articulación por roles, buscando que sirva de guía a todas las ciudades y países que estén buscando aunar esfuerzos, dinamizar sus ecosistemas y articularse para hacer tangible sus esfuerzos en innovación. Si bien no es un secreto que Medellín ha dado pasos agigantados para consolidarse como un Hub de emprendimiento e innovación en LatAm, todavía falta mucho por hacer. Teniendo en cuenta casos de éxito como el de la transformación social en Irlanda, la ciudad adoptó la iniciativa de tener un Comité Universidad-Empresa-Estado en donde las 3 partes pudieran conversar y definir un norte claro y unos objetivos a alcanzar, permitiéndole a la ciudad aumentar su competitividad y hacer frente a los retos del futuro. Para el modelo que voy ofrecerles, utilizaré como ejemplo el modelo que escogió Costa Rica, el de la Quíntuple Hélice, ya que este incluye, además del Estado, la Academia y el Sector Privado, a los Emprendedores y la Sociedad Civil como partes activas del proceso, como stakeholders claves.

Academia: se ha dicho que es difícil y a veces hasta imposible innovar con investigadores y Universidades. Casos como el de Nexentia nos muestran que sí es posible y que además se puede hacer bien. Aquí la clave está en entender que el mundo está demandando unos conjuntos de habilidades diferentes a los que la Academia se había especializado en desarrollar. El rol de las Universidades debe ser el de formar el talento y trascender de un modelo de investigación enfocado en generar publicaciones a uno de investigación aplicada. Para esto, es necesario que exista confianza, comunicación y cercanía con la Empresa privada pues es de este actor de donde la Academia puede identificar las habilidades que faltan y el norte de sus investigaciones.Sector privado: las empresas deben asegurar las capacidades para que el talento pueda llegar a sumar, co-crear y generar valor. Es a través de las empresas donde el talento humano se trasforma. De ahí que el otro rol que debe asumir el sector privado es el del diseño y comercialización de productos y servicios sostenibles que de verdad mejoren la calidad de vida de las personas.Sector público: no podemos esperar tener ciudades y sociedades altamente innovadoras sin que el gobierno y la administración jueguen su parte. Así como exigimos a las Universidades y Empresas innovar, así mismo el Gobierno tiene la responsabilidad de actualizarse a la misma velocidad que lo está haciendo el mundo. Esto supone un rol en donde se legisle y regule conforme a la velocidad de los avances tecnológicos, se aseguren mecanismos de trazabilidad y transparencia a la hora de la inversión de los recursos públicos y se invierta en el fomento al desarrollo social para dar acceso a oportunidades, tecnología y recursos que empoderen a la sociedad civil en vez de alejarla.Emprendedores: hoy la empresa grande y las corporaciones han empezado a ver valor en el emprendedor y las empresas pequeñas. Cuando las estructuras viejas y rígidas le restan dinamismo y competitividad a las industrias, los emprendedores encuentran nuevas tecnologías y formas diferentes de hacer las cosas para generar disrupción. Es por esto que los emprendedores juegan un rol vital en la articulación de los ecosistemas ya que son los que le imprimen eficiencia, nos muestran los nuevos caminos, las oportunidades y la forma de aprovecharlas.Sociedad civil: la sociedad civil debe participar activamente de los ecosistemas. Es la sociedad la que valida o invalida un modelo de negocio o una innovación (recuerden que si el mercado no lo adopta, no hay innovación), pero también es la parte que puede ejercer presión, hacer veeduría y asegurar que los productos y servicios si estén alineados a las personas.

Cabe anotar que hay 2 actividades que cualquiera de las 5 partes puede hacer y una que es responsabilidad de todos. Todos podemos ser inversionistas y aportar ideas y, todos somos responsables de que los resultados de un ecosistema sean sostenibles — esto significa que generen un impacto positivo a nivel social, ambiental y/o económico.

La última recomendación proviene de un viejo proverbio africano que nos recuerda que “si queremos ir rápido nos vamos solos, si queremos llegar lejos debemos ir acompañados”. Es importante el acompañamiento de personas y organizaciones en la preparación y la ejecución de la estrategia de articulación. Esta sería una “sexta hélice” o hélice fantasma que actúa como un catalizador para las otras 5 y ayuda a mitigar riesgos innecesarios en el proceso.

¿Cómo se están articulando los ecosistemas de innovación y emprendimiento en sus ciudades y países?

¿Qué casos de éxito conocen de innovación colaborativa o innovación abierta en América Latina?

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