Las grandes empresas de tecnología protagonizan la disrupción del sector financiero.
Actualmente muchas empresas de tecnología están apostándole a prestar servicios financieros; no se trata solamente de Google con Google Pay, Apple con su Apple Card o Facebook y su cripto moneda Libra. Sino también a nivel latino vemos empresas como Mercado Libre con Mercado Pago y Rappi con Rappipay ofreciendo sus servicios bajo la promesa de hacer más fácil la forma de pago.
La pandemia también ha acelerado el advenimiento de la economía digital, impulsando la transición de efectivo hacia monedas digitales.
Aunque muchos bancos han empezado a hacer sus apuestas y adoptar la tecnología (Nequi de Bancolombia es un buen ejemplo), las transacciones bancarias siguen siendo radicalmente las mismas de hace 50 años: lentas y costosas para el usuario, a pesar de la capacidad que brinda la tecnología de minimizar estos costos que, en últimas, siempre terminamos pagando los usuarios. En tiempos de crisis global, los consumidores esperan mayor velocidad, transparencia y costos reducidos.
Empresas de tecnología como Mercado Libre y Rappi entienden esto y están capitalizando la gran cantidad de usuarios a los que tienen acceso, además del hecho de que cuentan con sistemas de distribución masivos y conocen mejor los hábitos de consumo de sus usuarios – debido a la cantidad de datos a los que tienen acceso. Esto les permite incluir servicios financieros de forma exitosa dentro de sus ecosistemas. Al igual que Amazon, que comenzó vendiendo libros únicamente y ahora vende de todo, las empresas tecnológicas entienden que en la economía digital, los pagos están en el centro de de las transacciones y la habilidad de realizarlos al interior de sus sistemas mejora la experiencia de los usuarios y les permite acceder a promociones y costos más bajos saltándose las cuotas bancarias tradicionales.
La ventaja de las empresas tecnológicas es que, al ser en su naturaleza empresas de tecnología, están diseñadas para evolucionar a la velocidad de los cambios y las tendencias de consumo. No pasa igual con los bancos que desarrollan tecnología tratando de ir a la par con el mundo pero a menudo fracasan, la última actualización de la app de Bancolombia generó malestar en su base de usuarios e impactó negativamente la experiencia, con la excepción de la clave dinámica – a la que ahora puedes tener acceso desde el principio, los pasos para llegar a cualquier acción o información se multiplicaron, la interfaz es tan blanda que no se diferencian fácilmente secciones. No quiero imaginar lo traumático que debió haber sido, o sigue siendo, para usuarios con más edad que apenas se habían acostumbrado a usar una app para hacer sus transacciones.
La regulación también está tratando de evolucionar al paso de la tecnología, por eso recientemente se le concedió a Square licencia para operar como un banco en su área de préstamos.
Según reportes de Accenture, para el 2025 los bancos podrían perder más de 280,000 millones de dólares en ganancias por pagos. Para mantenerse relevantes, es necesario que los bancos dinamicen sus estructuras, tanto tecnológicas como operativas. Pensar en mercados globales y en alcances mundiales es necesario, además de implementar tecnologías como Blockchain que es más rápida, segura y fácil de rastrear. Con XRP se pueden hacer movimientos internacionales en 3 segundos, en vez de tener que esperar de 3 a 5 días hábiles y hacer negociaciones con la mesa de divisas para poder recibir una transferencia del extranjero. Para innovar, los bancos también deben centrar sus procesos en las personas. Nubank ya llegó a Colombia después de impulsar la disrupción en Brasil y se espera que para el 2024 el negocio de las aplicaciones de pagos o mobile wallets sobrepase los $250,000 millones de dólares.
La colaboración es otra estrategia a tener en cuenta por los bancos, aliarse con empresas tecnológicas para tener más alcance es una buena opción (como ejemplo tomen a Rappipay y Davivienda), considerando el potencial de los mercados emergentes y la bancarización de muchas personas en la base de la pirámide que hoy no cuentan con acceso a servicios financieros de calidad, simplemente porque no creen en los bancos, no saben utilizar tecnología o no pueden costearlos.
En conclusión, las instituciones bancarias tradicionales empezarán a vivir más competencia, impulsada por el COVID-19 que ha acelerado la economía digital. Es necesario dinamizar las estructuras de los bancos con tecnología y culturas de innovación, pero también desarrollar alianzas estratégicas con actores que, bajo otro escenario, podrían arrebatarles mercado.